DISCRIMINACIÓN RACIAL

Durante el proceso de colonización, hubo un significativo tráfico de personas que fueron esclavizadas y sometidas a distintas situaciones deshumanizantes. Por medio de abusos de todo tipo se estableció una jerarquía racial entre las personas blancas y las afrodescendientes. Esto contribuyó a la reproducción histórica de relaciones interraciales de poder, a desigualdades raciales y al mantenimiento de un racismo social estructural. 

En la actualidad, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace referencia al racismo como “…un tipo de discriminación, que se produce cuando una persona o grupo de personas siente odio hacia otras por tener características o cualidades distintas, como el color de piel, idioma o lugar de nacimiento”. Dicho organismo internacional plantea la existencia de diversas formas de racismo y nos propone la siguiente clasificación: 

  • Racismo aversivo: aquel en el que aparece una falsa idea de igualdad y libertad que en los hechos se ve dificultada por actitudes como la ausencia de empatía y distanciamiento de las personas racializadas.
  • Racismo etnocentrista: en el cual se produce una falsa idea de superioridad de un grupo sobre otro, entendiendo que podrían significar una amenaza a nivel cultural, motivo por el que se produce el rechazo de religiones, manifestaciones culturales, creencias, lenguas, entre otras posibilidades. 
  • Racismo simbólico: en este caso se plantea una idea de igualdad que en el plano de lo real no es tal, dado que está presente la segregación de algunos grupos intentando mantenerlos distanciados, por ejemplo, disponiendo lugares específicos para que vivan o frecuenten, y se plantea una libertad e igualdad en ocasiones o ámbitos puntuales.
  • Racismo biológico: se plantea como la manifestación más extrema del racismo. Se sustenta en la suposición de la superioridad natural de una raza sobre otra. 

La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial avalada por Naciones Unidas desde 1969, sostiene que la expresión «discriminación racial» refiere a todo tipo de exclusión, segregación, distinción, que estén sustentadas en la raza, color de piel u origen étnico de las personas discriminadas, colocándolas en un plano de desigualdad de derechos y libertades.  

En Uruguay, el 14 de setiembre de 2004, se aprobó la Ley N°17817 en la que como versa su Artículo 1° se declara “…de interés nacional la lucha contra el racismo, la xenofobia y toda otra forma de discriminación”. Esta norma fue vista como un avance en la lucha por la equidad racial. Igualmente, aunque la problemática integra la agenda de los organismos internacionales y en nuestro país es objeto de política pública, aún las manifestaciones/expresiones racistas son frecuentes y cotidianamente se vulneran los derechos humanos de la población afrodescendiente en distintos espacios e instituciones. Un ejemplo de esto, es el hecho de que en Uruguay, un alto porcentaje de la población afrodescendiente, se encuentra viviendo por debajo de la línea de la pobreza y tiene peores indicadores en cuanto a esperanza de vida escolar. 

Los nombres de Nelson Mandela, Martin Lutter King y Rosa Parks son una parte importante de la historia y se han transformado en referentes de los movimientos sociales que lucharon por los Derechos Humanos de las personas afrodescendientes.   

Hoy en día existen movimientos sociales globales y locales que visibilizan el racismo, buscan combatirlo y erradicarlo. En nuestro país organizaciones como Mundo Afro, La Casa de la Cultura Afrouruguaya, Mizangas, entre otros, se configuran como referentes sociales y culturales positivos para las personas afrodescendientes, promoviendo derechos y dando visibilidad a la cultura Afrouruguaya.    En cuanto a movimientos sociales a nivel internacional, en Estados Unidos, en 2013, surgió Black Live Matter (las vidas negras importan). Este movimiento ha concretado una forma de lucha social y se ha encargado de defender de manera sostenida en el tiempo los derechos de las comunidades afrodescendientes (principalmente el derecho a la vida y a la justicia). Otro caso paradigmático es la campaña #FightRacism, impulsada por la ONU en el año 2009, en el marco de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial. Con este mismo hashtag la campaña se replica año tras año y cuenta con la colaboración de figuras del mundo del deporte, la música, la política, entre otras áreas. Este tipo de iniciativas promueven la equidad, la igualdad de derechos, las libertades, el repudio a los discursos de odio, y la toma de acciones reales que terminen con este tipo de discriminación específica. 

Un ejemplo de acciones y voces que se unen en contra de la discriminación racial en el mundo del fútbol es el caso de los jugadores de la Premier League en Inglaterra, quienes se arrodillan en el campo de juego antes de cada partido contra el racismo, manifestación que surge a partir del crimen del afroamericano George Floyd, en Estados Unidos en el año 2020.  

La FIFA como máximo organismo en el mundo del fútbol, realiza campañas en la materia y tiene una postura clara con relación a la importancia de erradicar el racismo y cualquier tipo de discriminación en el fútbol, tomando a este deporte como una posible herramienta de transformación social.  La campaña de FIFA, #Nodiscrimination (no discriminación), es un ejemplo de ello. En ella se intenta concientizar acerca del impacto de la discriminación en todas sus formas y se promueven ambientes y vínculos libres de violencia. Además de dar visibilidad al impacto de los discursos de odio que en ocasiones reciben los futbolistas en las redes sociales y en los campos de juego. La FIFA en el Artículo 4 de sus estatutos plantea que: “Queda estrictamente prohibida la discriminación de cualquier tipo contra un país, persona o grupo de personas por motivos de raza, origen étnico, nacional o social, género, discapacidad, religión, nacimiento u orientación sexual”. Sin embargo, este problema social también afecta a otros actores del ambiente (entrenadores, dirigentes y aficionados) y genera consecuencias negativas en la salud mental de las personas víctimas. La literatura informa: tristeza, angustia, estrés, disminución de la autoestima, afectación en la seguridad personal, merma en la autoconfianza, motivación, atención y concentración, hipervigilancia, una autoimagen devaluada, situaciones de rechazo social, dificultad para el establecimiento de vínculos significativos, estigma racial internalizado, estados depresivos y ansiosos, alteraciones en conductas basales (sueño y/o alimentación), mayor probabilidad de consumo problemático de sustancias, ideaciones suicidas, entre otros signos y síntomas registrados. Asimismo, muchas veces se le aplica derecho de admisión en distintos lugares a la población afrodescendiente, así como también, se suelen ver vulnerados derechos fundamentales como: la educación, el trabajo, la salud y la cultura, entre otros. 

El fútbol en Uruguay ha sido un ámbito en el que históricamente muchas personas afrodescendientes han estado presentes y se han destacado, siendo consagradas en sus respectivas épocas. Si hablamos de representantes destacados del fútbol uruguayo, es imposible no hacer referencia al gran Obdulio Varela, el “negro jefe”, que marcó nuestra historia e identidad futbolística/nacional y que será siempre recordado por todos y todas. Si bien es una realidad que el ámbito del fútbol es un espacio al que las personas afrodescendientes han logrado acceder por su capacidad y condiciones, y en el que se han desarrollado profesionalmente, pudiendo muchas de ellas mejorar su calidad de vida, esto no significa que las manifestaciones de racismo y discriminación racial no se produzcan habitualmente. 

Este tipo de alusiones están naturalizadas entre compañeros en el mundo del fútbol y se invisibiliza el malestar que puede generar en la persona que recibe tal calificativo. En ocasiones, esas formas de designar al otro, cuando se vuelven sistemáticas, pueden generar dinámicas deshumanizantes. Por ese motivo es importante consultar al compañero si se siente cómodo, si da el consentimiento o si prefiere ser llamado por su nombre asignado al nacer. Otra situación que se puede dar en los vestuarios es la exposición a la desnudez. Existe una creencia social sobre el «gran» tamaño del pene de los varones afrodescendientes. Por lo cual, si esto se confirma, puede haber bromas o colocación de apodos al respecto que le generan vergüenza o malestar a la persona afro y, cuando el tamaño no se ajusta a las expectativas, también puede haber pensamientos negativos y mayor estrés para la propia persona afro. 

Hay otros eventos que mayormente se generan en las tribunas y bajan al césped, suelen ser emitidos por hinchas propios y rivales. Tristemente aún se oyen en el paisaje dominguero cotidiano expresiones como: “negro de M»; «hizo cosas de negro»; «negro terraja»; «tírale una banana que tiene hambre»; «volvete para tu país muerto de hambre»; entre otras que puedan recordar ustedes. Estos episodios son sumamente discriminatorios, contienen una fuerte carga de violencia, suelen ser escuchados por los protagonistas, afectan su estado emocional y atentan contra la identidad racial del futbolista y contra un ambiente libre de violencia. El evento deportivo incluso puede ser presenciado por la familia de los futbolistas, quienes escuchan estos insultos y les puede provocar malestar, al sentir que agravien e insulten a un ser querido y además si son afrodescendientes de forma indirecta reciben un tipo de violencia y discriminación racial. 

Una situación más que puede resultar discriminatoria e injusta, es la basada en el mito o creencia que se ha transmitido a nivel social acerca de la potencia física que “por naturaleza” tendrían las personas afrodescendientes y que se refleja en expectativas irreales sobre su rendimiento deportivo. 

Por todos los motivos antes expuestos, le recordamos a la comunidad de futbolistas que, desde el Departamento de Salud Mental de la MUFP, estamos a disposición para apoyarles ante cualquier situación que identifiquen como discriminación racial. A su vez, desde nuestro rol, les invitamos a construir un ambiente más saludable y libre de violencias. Procuremos ser cada vez un poco más conscientes de los efectos que pueden provocar nuestras palabras en los otros. Trabajemos en conjunto como agentes de cambio. 

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